martes, 20 de septiembre de 2011

En voz bajita...


Difícil de escuchar, el sol cayendo.
Y los lugares que adoptan tu sombra
se esconden despacito detrás de mí.

A la espera de las velas
que no se apagan con la lluvia.
Las que el viento no acelera,
porque están clavadas en tu alma.

Y así esa luz te sigue, y me sigue.
Nos llena por fuera, los contornos
del mar que imaginamos, que tenemos,
que buscamos.

Esperan que la sombra se apague, con miedo.
Y eso no pasa, mientras la duermevela te convoque
a este lugar tan tuyo,

que soy yo.

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