Difícil
de escuchar, el sol cayendo.
Y
los lugares que adoptan tu sombra
se
esconden despacito detrás de mí.
A
la espera de las velas
que
no se apagan con la lluvia.
Las
que el viento no acelera,
porque
están clavadas en tu alma.
Y
así esa luz te sigue, y me sigue.
Nos
llena por fuera, los contornos
del
mar que imaginamos, que tenemos,
que
buscamos.
Esperan
que la sombra se apague, con miedo.
Y
eso no pasa, mientras la duermevela te convoque
a
este lugar tan tuyo,
que
soy yo.
Me encantó!
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