La lluvia marcó en mi tu nombre,
y una simple gota dibujo tu rostro.
A mi, que los pinos me reproducen tu voz
y su madera ensordece mi sangre,
solo me queda buscarte.
En los palitos de algunos muelles,
en las baldosas de algunas ciudades,
en algún barrilete que vuela solo,
adentro de algunos caracoles,
cercanos al mar, cercanos al cielo.